El Hospital Asilo de Vilalba acaba de poner en marcha un novedoso proyecto por el que los usuarios se pueden beneficiar de una sala multisensorial o sala Snoezelen, un concepto de origen holandés que se centra en la estimulación sensorial y la relajación a la hora de hacer terapias con personas con deterioro cognitivo.
Esta iniciativa, en la que se empezó a trabajar ya el año pasado, está funcionando a pleno rendimiento desde enero de 2021 y las sesiones ya empiezan a dar sus frutos en los participantes, tal y como señalan los dos terapeutas ocupacionales que trabajan en esta sala, Aliana Pérez, que ya formaba parte de la plantilla de la residencia de mayores, y Manuel Méndez, que fue contratado específicamente para este proyecto.
“Todos los elementos de esta sala están enfocados a trabajar con todos los sentidos, no solo con los cinco que todos conocemos, sino también con el vestibular, que tiene que ver con el equilibrio, y el propioceptivo, que informa al organismo de la posición de los músculos y partes del cuerpo. Cuando hay un déficit en alguno es cuando empiezan a verse los problemas”, explica Aliana.
Las salas Snoezelen están dirigidas a personas con un deterioro cognitivo avanzado, “a las que la estimulación tradicional no les llega”, indican los terapeutas ocupacionales, aunque señalan que hay usuarios de perfil moderado que también se pueden beneficiar de alguna de las terapias o personas que “por alteraciones de conducta o circunstancias personales” pueda necesitar relajación.
“En función de los objetivos que te planteas con cada usuario vas variando las sesiones, porque con todo este material se pueden trabajar multitud de aspectos cognitivos, físicos, sensitivos…, con el objetivo final de mejorar su calidad de vida”, recuerda Aliana.
La sala Snoezelen funciona a pleno rendimiento desde principios de año y ya se empiezan a notar en los usuarios los resultados
Actualmente hay unos 50 usuarios de la residencia de mayores que acuden a estas sesiones, divididos en grupos de cuatro o cinco personas y con una duración media de unos 45 minutos, aunque varía en cada caso. En ellas, primero se hace una actividad introductoria tranquila, para pasar a otras más activas y finalizar con una relajación.
“Hay gente desconectada de su entorno, ausente, que aquí se conecta muchísimo, y eso se traslada fuera y están empezando a interactuar con el personal e incluso con otros residentes. También se están reduciendo mucho las alteraciones de conducta”, asegura Aliana Pérez.
Para poner en marcha este proyecto, la Fundación Hospital Asilo contó con el apoyo económico de la Xunta a través de Política Social. Además de la adquisición de todo el material, se acondicionó totalmente un local que era la antigua lavandería y que posteriormente se usó como almacén.
“Una sala Snoezelen de este tamaño creemos que no hay ninguna en Galicia. Conocemos una en una residencia de mayores y un par en centros de discapacitados, pero son muy pequeñas”, dicen.